martes, 3 de febrero de 2009

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Aquella noche salí solamente por una taza de café. Enero había traido un frio calador y no había café, si tan solo hubieran quedado unas cucharadas habría tenido mi taza llena, pero esa noche caminé 10 cuadras hasta el local del centró, arriba del parque... el paisaje se convertia en un velo blanco que cegaba todo, debí haber comprendido en ese instante.

Media hora despues el expreso doble quedó listo, adelante de mi habia una fila entera de necesitados de café... maldita ciudad...

Vi sus ojos... eran las 9pm y su horario iba a terminar asi que decidi sentarme en una mesa poco llamativa, aun asi me descubrió y aun asi me quedé ahí. A las 9:30 había terminado y se me acercó, me tomó la mano y me llevo caminando hasta un portón viejo que por fuera era horible, me va a violar, pensé. Yo solo quería mirar...

Sacó una cafetera pequeña que estaba sobre una repisa de madera corriente... parecia estudiante pobre, ¿que hacía yo ahí? yo no tengo porque entrar a esos lugares... aun asi me dio el mejor expreso de mi vida... el mejor, caliente, cargado, amargo.

Toqué su espalda cuando se dio de nuevo la vuelta a la cocina que no tenia separación con el cuarto improvisado con una cama en el suelo, se quedo ahí sin moverse, nunca debí haberlo hecho. La ventana dejaba entrar la luz del farol y esta iluminaba su silueta y mas bien parecía algo que no se debe de tocar. Giro por completo y beso mi cuello tan fuerte que dejo un aro morado, mordió mi hombro y sentí como su piel se volvía fria... caliente.

No nos habiamos dirijido la palabra, una muñeca nos observaba sentada en un banquito como queriendo unirse a la fiesta. ¿Cual fiesta?.

Su cabello brillaba, era café, casi rojo a la luz del farol, no puedo recordar como era en aquel café... ni siquiera por qué me senté a mirar.

Me toco y despues me encajó las uñas... no distinguía la forma de sus manos, eran suaves y humedas, y bajaba y gritaba, estabamos empapados en sudor, como el sudor que sabe a miel y huele a prohibido, y lo bebía lamiendolo de su vientre, de cada orificio.

Mas rapido, más fuerte, sus ojos eran claros... sigo sin poder recordar su figura. Los gritos se confundían y todo exploto, estabamos inundados, todo era calido, todo era rojo, y yo, yo sentí frio de nuevo.

Nunca debí haber salido esa noche por café.

2 comentarios:

  1. wao perra...es muy bonito
    ñ_ñ i love u

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  2. Demonios!!!
    Es bueno...
    Porque tuve que buscar AdoleZente Films en Google para enterarme que tienes un blog, bitch???
    Se puede saber por qué coño no me lo habías dicho???
    Y yo sin el placer de leer estas cosas...
    Te odio un poco por el silencio.
    jajajaja
    Pero que chido que lo encontré.
    Es... genial. Muy buen texto.

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